La cuenta atrás hacia agosto, ese mes en el que el país olvida su actividad, marca el comienzo del verano. La Ruta 66 a la española, entre Madrid y Valencia, derrite su asfalto ante los millones de desplazamientos. En todo el Estado, la Dirección General de Tráfico prevé, entre julio y agosto, 84 millones de traslados.
Estamos en la época en la que el espíritu dominguero se extiende a los siete días de la semana, con piscinas, parques, terrazas y parajes serranos atestados de personas. Pero aunque para algunos resulte increíble, quedan seres que deben desplazarse a su trabajo e, incluso, sin disponer de transporte privado. Para ellos, este será un verano especial: la principal arteria del suburbano madrileño sufre una cornada por la que se desangran horas de esperas, kilómetros de ascensos y descensos de escaleras y mala hostia a espuertas.
La Línea 1 de Metro de Madrid, inaugurada en 1919, arrancó el 3 de julio unas obras que paralizarán por completo el tránsito entre Sierra de Guadalupe y Plaza de Castilla hasta el 12 de noviembre. En total, 23 estaciones y 13,5 kilómetros de recorrido. Pese a que la Comunidad ha dispuesto servicios sustitutorios con autobuses de la EMT en tres trayectos, ha obviado el servicio de conexión entre Atocha Renfe y Cuatro Caminos: 10 paradas entre la estación del AVE y una de las zonas más transitadas de la ciudad. Sabina ya no se podrá bajar en Atocha.
El Gobierno regional afirma que las 14 intervenciones se ejecutarán a la vez porque "asegura una menor afección a los usuarios, que es nuestro principal objetivo" (sic). Desde enero y hasta el mes de mayo (último dato disponible), el metropolitano tuvo más de 255 millones de desplazamientos. La Línea 1, con 38,3 millones, fue la segunda más utilizada, sólo por detrás de la Línea 6, un anillo que recorre toda la ciudad y que contó con 42,6 millones. Ahora, ambas han perdido sus dos puntos de confluencia, en las estaciones de Pacífico y Cuatro Caminos.
Para que los no iniciados en este ferrocarril subterráneo se hagan una idea, el trayecto entre Congosto y Plaza de Castilla en línea directa puede llevar en torno a los 45 minutos. Así, la persona que ahora deba hacer ese camino tendrá el siguiente itinerario:
Estamos en la época en la que el espíritu dominguero se extiende a los siete días de la semana, con piscinas, parques, terrazas y parajes serranos atestados de personas. Pero aunque para algunos resulte increíble, quedan seres que deben desplazarse a su trabajo e, incluso, sin disponer de transporte privado. Para ellos, este será un verano especial: la principal arteria del suburbano madrileño sufre una cornada por la que se desangran horas de esperas, kilómetros de ascensos y descensos de escaleras y mala hostia a espuertas.
La Línea 1 de Metro de Madrid, inaugurada en 1919, arrancó el 3 de julio unas obras que paralizarán por completo el tránsito entre Sierra de Guadalupe y Plaza de Castilla hasta el 12 de noviembre. En total, 23 estaciones y 13,5 kilómetros de recorrido. Pese a que la Comunidad ha dispuesto servicios sustitutorios con autobuses de la EMT en tres trayectos, ha obviado el servicio de conexión entre Atocha Renfe y Cuatro Caminos: 10 paradas entre la estación del AVE y una de las zonas más transitadas de la ciudad. Sabina ya no se podrá bajar en Atocha.
El Gobierno regional afirma que las 14 intervenciones se ejecutarán a la vez porque "asegura una menor afección a los usuarios, que es nuestro principal objetivo" (sic). Desde enero y hasta el mes de mayo (último dato disponible), el metropolitano tuvo más de 255 millones de desplazamientos. La Línea 1, con 38,3 millones, fue la segunda más utilizada, sólo por detrás de la Línea 6, un anillo que recorre toda la ciudad y que contó con 42,6 millones. Ahora, ambas han perdido sus dos puntos de confluencia, en las estaciones de Pacífico y Cuatro Caminos.
Para que los no iniciados en este ferrocarril subterráneo se hagan una idea, el trayecto entre Congosto y Plaza de Castilla en línea directa puede llevar en torno a los 45 minutos. Así, la persona que ahora deba hacer ese camino tendrá el siguiente itinerario:
- Dos paradas en Línea 1 hasta Sierra de Guadalupe;
- Salida a la superficie, con una temperatura media de 37 grados, para intentar entrar en uno de los autobuses sustitutorios que le lleve a Conde de Casal;
- Descenso al centro de la Tierra para desplazarse en la Línea 6 una estación hasta Sainz de Baranda;
- Trasbordo a la Línea 9, por la que deberá viajar 10 paradas hasta alcanzar su destino.
Esta odisea a través de tres líneas de metro, un autobús y varios minutos a pie puede suponer para el viajero del caso expuesto entre un 50% y un 90% más del tiempo habitual que emplea en dicho desplazamiento. Y sólo es una de las miles de peripecias que vivirán los usuarios en los próximos cuatro meses.
Los gestores de Metro de Madrid, una empresa pública con más de 1.000 millones de euros de presupuesto, un patrimonio neto superior a los 480 millones y una cifra de negocio de 783 millones, puede que no utilicen mucho el transporte con el que juegan al Scalextric con los madrileños. Aunque bastante tienen con diseñar un plan para afrontar la deuda de 659,4 millones de euros con una docena de bancos acreedores que expirará, según sus estimaciones más optimistas, no antes del año 2035. Una deuda que, por cierto, pagamos todos.
No sabemos si para entonces se habrán satisfecho esos préstamos, si el servicio en Línea 1 estará restablecido o si España seguirá jugando a la ruleta rusa con el voto. Sea como sea, nosotros volvemos en septiembre.
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