Hacer una mudanza en Madrid se ha convertido en un regalo. El mercado del alquiler provoca que el mero hecho de encontrar un destino donde instalarse sea el premio a toda una vida. Y lo que viene después, en ese tránsito de una casa a un proyecto de nuevo hogar, se afronta con la ilusión de la adolescencia.
Pero eso no evita que trasladar el microcosmos particular de cada uno a otro lugar tenga sus dificultades. Como ocurre con el 99% de las cuestiones de esta sociedad, si se dispone de una billetera bien repleta, todo se convierte en un mero trámite. Pero si no se da el caso, hay pasos que, como los de Semana Santa, se convierten en penitencias.
Encajar el mundo en cartones es una metáfora de nuestra vida: clasificar y poner etiquetas es algo que al ser humano se le da tan bien con sus semejantes que no le genera mayores contratiempos cuando lo hace con objetos. El inconveniente llega cuando uno se ve rodeado por decenas de cajas, con pesos considerables, y se pregunta a qué ha dedicado los últimos años de su existencia. ¿Qué mejor ocasión para hacer una pira como en la noche de San Juan y tomar un nuevo rumbo?
El traslado, esto es, aportar velocidad a ese cúmulo de enseres (en la mayoría de casos inútiles) provoca lo inevitable: roturas, pérdidas, olvidos. En suma: caos. Como el propio universo. Y no pocas discusiones sobre qué tiene mayor importancia: una plancha o un libro firmado por un mal literato; el cuadro de un astro del fútbol o unos zapatos de diseño; un concierto inédito en DVD de una banda ya retirada o un reloj de pared con solera familiar. Y aquí la subjetividad se convierte en un pendón sagrado que no se cede.
Una vez desplazados todos los artículos y convertida la nueva residencia en un campo repleto de minas forradas de cartón, llega el turno de desembalar y poner en equilibrio lo ingobernable. Una tarea de ímprobo esfuerzo, que algunos afrontan con bajas sensibles (un vaso, un jarrón, una pareja, un familiar), y de la que sólo se obtienen resultados visibles a largo plazo.
Si en el nuevo hogar surgen problemas de inicio (electrodomésticos que no funcionan, ruidos cuyo foco no se detecta en un primer momento, batallas interminables con las compañías telefónicas...), puede que el desánimo aparezca. Pero mudanza rima con esperanza y la ilusión de una nueva senda no puede ser eclipsada por el primer escollo que aparezca en este pequeño drama del primer mundo.
Excelente publicacion.
ResponderEliminarLa verdad aveces la mudanza es complicada, por eso en mudanzasenmexico.com nos encargamos de eso, para que las personas puedan tranquilamente encargarse de lo demas.